Mucho se ha hablado de los adivinos, personajes que predicen el futuro y a quienes acudimos cuando algo importante vamos a hacer. Entonces, sea cual fuere el mĆ©todo que utilicen nos dicen haz esto y lo otro o no hagas eso. Nos previenen de futuras caĆdas y nos avisan de los Ć©xitos que el futuro nos depara.
Los adivinos se clasifican en dos categorĆas. Los que aciertan y los que no aciertan. Los que aciertan son los que tienen mĆ”s credibilidad. Mientras mĆ”s credibilidad, mĆ”s aciertos tendrĆ” el adivino. Contrariamente, un adivino que no acierta no tiene credibilidad y mucho menos aciertos por supuesto.
Los adivinos tienen que tener credibilidad, por eso construyen a su alrededor un aura de misterio y divinidad. El ser humano es fĆ”cilmente impresionable por estas cosas. Basta que vea que algo se sale de la norma, comienza a confiar en eso, para bien y para mal. El adivino sabe eso y por eso cultiva esa aura, la pule, la alimenta, y la hace crecer. Sabe en el fondo que nada adivina, sino que debido a su credibilidad puede hacer que sucedan los hechos que supuestamente estĆ” prediciendo. Un adivino te dice que ese negocio no va, porque te ve mal, te ve deprimido, angustiado, sin energĆa. En ese estado cualquier persona con un mĆnimo de discernimiento te dirĆa no inviertas allĆ porque vas a perder. Entonces, el adivino primero te aconseja un baƱo de florecimiento. El baƱo de florecimiento tambiĆ©n es una estrategia para hacer que de lo mĆ”s intimo tuyo salga algo nuevo. PodrĆas hacerlo solo si lo quisieras y si estuvieras convencido que si puedes y no necesitas de nadie para que te cambie la suerte. Pero como no estĆ”s convencido, necesitas a alguien con el poder de hacer eso, el adivino.
Mientras mÔs credibilidad tenga un adivino, mÔs creeras en el, y como crees tanto en el, harÔs que ocurra en tu vida cada cosa que el te dijo. A eso se le llama la ley de atracción.
No hay mÔs secretos. Dentro de cada uno de nosotros esta el adivino, el maestro, el mago, el shaman, o como lo quieran llamar. Para acceder a estas partes de nuestra infinita alma, solo hay que aceptar que uno puede ser eso y mucho mÔs. No hay que hacer méritos, ni sacrificios, solo hay que aceptar esa parte de nuestra alma sacrificada al olvido. LlÔmala, invócala y acéptala, ella estarÔ mÔs que feliz de volver contigo y menifestarse en tu vida. El mago, el adivino, el shaman ya no estarÔn mÔs fuera, si no dentro tuyo.
aprendizxdexmago@gmail.com
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