¿Quien no quisiera
vivir eternamente? No creo que haya alguna persona que no se haya planteado
esto alguna vez.
Existir, según el
diccionario, significa tener vida, (vida biológica) pero también significa, ser
real y verdadero.
Queremos vivir con
nuestro Cuerpo Físico, y así, vida, la hemos entendido como el proceso que se
da en los seres que pueden
desarrollarse, reproducirse y mantenerse en un ambiente; pero vida, también es, ser, y ser, es ese algo que está más allá de la materia y del tiempo.
En realidad somos, y
vivimos por espacios temporales relativamente cortos en un Cuerpo Físico que
nos permite experimentar la Tercera Dimensión.
Cuando nos damos
cuenta que somos energía consciente, un alma, la ilusión desaparece, y
comprendemos que siempre fuimos y seremos inmortales; pero cuando no
comprendemos esto, nos aferramos a nuestro cuerpo Físico y tratamos de
prolongar nuestra experiencia con él. Creemos que somos como una computadora, a
la que luego de apagar y sacar las baterías, sencillamente no queda nada de
ella, es incapaz de expresarse, de funcionar; pero el ser humano, es más
complejo que una computadora: el ser humano, incluso, es más complejo que toda
su anatomía física sumada a toda su psicología evolucionada en miles de años;
el ser humano, es, un complejo conjunto de energías ( de las cuales solo
conocemos unas pocas, y de esas pocas, solo manejamos unas cuantas). El objetivo
de cada alma, es reconocer ese intrincado conglomerado energético, y
experimentarlo, para saber que eso es él.
La iglesia nos ha
enseñado que somos un alma, espíritu, pero no nos ha enseñado a experimentarnos
como tal, y se entiende por qué hace esto: lo hace porque sabe que alguien que
se experimenta como algo más que un cuerpo
físico, cambia radicalmente. Ese cambio no le
conviene a las iglesias porque lo que buscan son esclavos que crean ciegamente
sus dogmas. Cuando uno se experimenta como energía consciente que puede existir
sin un cuerpo físico, el panorama se abre, el muro cae, y podemos ver el horizonte
donde la infinidad, recién aparece ante nuestros ojos. Entonces comprendemos
que el universo es más grande y misterioso de lo que nos habían contado, y que
no somos los únicos en él. Comprendemos que hay infinidad de conciencias de
toda naturaleza, y comprendemos que hay infinidad de mundos escondidos,
invisibles, y que no hay nada de malo en explorarlos…. y un día... migrar a
ellos.
Creo sinceramente
que, así como los seres humanos en el planeta Tierra, emprenden migraciones
masivas, grupales, o solitarias, a diversos países lejanos buscando un futuro,
las almas, hacen lo mismo cuando sienten
que este ya no es su lugar. Ese espíritu aventurero, que corre riesgos para
conocer lo nuevo, que ha caracterizado al ser humano, haciéndolo dueño de este
planeta, es la manifestación de nuestra alma que siempre busca perfeccionarse
más.
Cuando un alma esté
preparada, naturalmente brotará en ella, el anhelo de querer expandir su
experiencia consciente más allá de este mundo. Ese es el momento por el que
muchos están pasando ahora… entonces, la
meta ya no será Paris, New York, o cualquier otra metrópoli súper desarrollada,
la meta será el Astral, la Quinta Dimensión,
donde misteriosos, nuevos sistemas sociales, mentales y emocionales, nos están esperando.
Los seres humanos,
un día, avanzaremos y abandonaremos este planeta para vivir en otro, pero
también, avanzaremos y existiremos en otras dimensiones, como ya ha venido
ocurriendo con algunos que ya lo hicieron.
Ivan Guevara
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