LA OTRA REALIDAD CONVERSACIONES CON ELAM (15)




—He tratado de cambiar, pero es difícil, no he podido.
—Nada te lo impide. Si supieras que es tan fácil dejar de hacer algo, y comenzar a hacer algo diferente, no te detendrías.
—Entonces, qué me lo impide.
—Tú mismo, tú subconsciente. En ese lado oscuro se esconden los responsables de tus decisiones absurdas. El despertar, es un proceso en el que te das cuenta y haces conciencia, de cómo cada uno de tus sentimientos, pensamientos, y acciones, han influido en tus vidas anteriores, y por supuesto en ésta. Cuando experimentas a través de la Conciencia, una situación dada hace muchas vidas, ella, hace que comprendas lo absurdo de muchas de tus decisiones basadas en miedos, traumas, ansiedades, ambiciones, etc. Cada uno de los pasos que te han llevado al lugar en que te encuentras actualmente, son el resultado de decisiones demenciales.
Muchas de las trabas en tu vida actual, tienen su origen en traumas transtemporales que se expresan en un eterno ahora: es como si hubieran ocurrido hace unos minutos en tu vida. Las experiencias no digeridas han hecho que cultives actitudes, emociones, y pensamientos autodestructivos. Gracias a ellos has vivido creyendo ser, equivocadamente, víctima del mundo y las personas.
—Pero hay muchas cosas que me ocurrieron por culpa de otros —se quejó Julius.
—Esa es tu percepción. Siempre es más fácil responsabilizar alguien más por nuestros fracasos.
—¿Aún si ellos han actuado con malicia, y alevosía?
—Aun así. Estaba en ti darte cuenta de sus intenciones, si no lo hiciste, entonces es tu responsabilidad. Siempre tenemos el poder de decir basta, pero nos han criado para no hacerlo, y aguantar todo.
—Yo no aguanto todo.
—Eso es lo que crees, solo espera que se dé la circunstancia indicada, y aceptarás cualquier cosa, y claro, luego culparás a los demás de tus desgracias —Elam rio—. Asume la responsabilidad de todos tus actos, pensamientos, y sentimientos, hasta de tu respiración; así nunca te ira mal, y si te va mal, sabrás que el que falló fuiste tú, entonces corregirás, te perfeccionarás, para no caer nuevamente.
Tienes que hacerte responsable, eso es, responder por cada una de las reacciones que generes en tu paso por la Tierra. Responder es, asumir las consecuencias de cualquier decisión que tomes, no importa si es una decisión u otra; no importa si vas a un lado, o a otro; lo que importa es que, en cualquier caso, asumes todo lo que viene con la alternativa que has elegido. Si actúas así, no hay tiempo para quejarse, ni lamentarse, ni culpar a nadie, eres consciente.
En la aventura de ser un Ser humano, hemos hecho muchas promesas: promesas a nosotros mismos, a otras personas, a figuras más abstractas como grupos religiosos, espirituales, delincuenciales, etc.; figuras de autoridad y poder; instituciones,…, Hemos jurado ser esto o lo otro; hacer esto o aquello; y así, vida tras vida venimos cumpliendo antiguos compromisos, y promesas, sin tener la posibilidad, ni la capacidad, de decir basta.
Haces terapias, te pones una disciplina, vas al psicoanalista, al psicólogo, te juras que harás tal, o cual cosa, y no puedes. Desde el fondo de tu mente, órdenes secretas y poderosas, guían despiadadamente tus decisiones; inevitablemente bajas la cabeza y actúas como cuando estabas frente a las personas que hicieron que prometieras muchas cosas. Es tanto el poder de esas promesas, que si no te haces consciente de ello, el camino hacia la libertad, será más que imposible.
Esas promesas iban en un tono parecido a: “Prometo dar la vida a esta organización” “Prometo defender mi país” “Prometo guardar el secreto”, etc. Otras promesas fueron más íntimas, y decían: “Prometo ser un buen estudiante” “Prometo nunca portarme mal” “Prometo hacer caso a mi madre” “Prometo ser fiel a Dios” “Prometo ser buen Cristiano” “Prometo no ser violento” “Prometo nunca más pegar a mis compañeros” “Prometo obedecer al profesor” ”Prometo ser fiel a esta religión”, etc. Todo esto fue hecho con un corazón inocente y receptivo; así, han quedado grabadas profundamente en tu subconsciente; desde allí actúan invisiblemente, y guían toda tu vida.
Vida tras vida, venimos cumpliendo fielmente nuestros compromisos para con los demás, y nos hemos olvidado completamente de nosotros; la muestra de ello está en los auto sacrificios absurdos, inmolaciones demenciales e innecesarias que hacemos: comportamientos aparentemente buenos, que solo son máscaras del terrible desprecio que sentimos por nosotros mismos, y por los demás; no hemos comprendido que una parte del amor real, es el amarse uno mismo incondicionalmente, y por lo tanto, dejar de hacerse daño de cualquier manera.
Muchas de las promesas que hicimos, ayudan en este Mundo Tridimensional a obtener cosas, y personas; pero si hemos decidido experimentar otras realidades, y no solo eso, si alguna vez queremos tener la oportunidad de existir en ellas, las promesas son una traba muy seria.
El Desdoblamiento Astral, necesita de mucha energía, energía que desperdiciamos cumpliendo las promesas que hicimos sin siquiera haber tenido el derecho de reflexionar, y luego decidir, si era bueno o malo, para nosotros. En la escala jerárquica de: PADRE—hijo, PROFESOR—estudiante, PASTOR—oveja, MAESTRO—discípulo, ABUELO—nieto, DIOS—yo, etc., se nos ha impuesto ideas que se han quedado allí sin ser cuestionadas, esperando el momento oportuno para manifestarse, e impedir que la oveja deje el redil.
Cuando comienzas a estar consciente en el Astral, definitivamente te estás saliendo del rebaño. Las religiones, escuelas, sectas, grupos místicos, grupos esotéricos, logias, etc., caen. Todos los ismos, dejan de tener sentido, porque uno se enfrenta a la inmensidad del infinito abstracto; ese infinito con el tiempo necesitará, más energía para ser explorado, el obtenerla dependerá en una parte, de cuan hábiles seamos acabando con las promesas hechas. El principal obstáculo en esto es, que cuando uno quiere tomar decisiones trascendentales para cambiar su vida radicalmente, y mejorar su energía en cantidad, y en calidad, en algún rincón de nuestro subconsciente nace la idea de que con esta actitud, estamos traicionando al padre, a la madre, al profesor, al cura, al pastor, al gurú, al maestro, a Dios, a algún santo, etc.; pero no olvidemos, que la peor traición, es traicionarse a uno mismo.
Es importante dejar atrás, acabar, terminar con las promesas que hicimos. Debes ir recordando poco a poco todas, hacerte consciente de lo que está involucrado en ello, de cuanta energía has gastado en tantos años cumpliendo esas órdenes, es un elemento que no puede faltar en tu trabajo de sinceridad. Cuando se es consciente de todo eso, sencillamente, las obligaciones terminan.
Un guerrero necesita ser dueño de sí mismo, y de su vida; necesita ser dueño de sus decisiones, y de sus responsabilidades; solo así podrá afrontar el reto de aprender a vivir en una realidad totalmente diferente a la que conoce. La libertad a la que aspira un guerrero es la que se expresa desde su interior, por eso el guerrero no lucha contra nada que esté fuera de él; sabe que su libertad está en sus manos, y en las de nadie más.
—No había pensado en eso —dijo Julius.
—Muchas situaciones que experimentas en tu vida —continuó hablando pausadamente Elam—, son el resultado de situaciones traumáticas que se dieron cuando eras un niño muy pequeño; incluso, una buena parte viene de la etapa embrionaria en el vientre de tu madre. Las circunstancias que ella vivió, sean estas felices, o dolorosas, afectaron tu desarrollo y dejaron su sello en tu alma. Cuando en el Astral regreses a ese espacio-tiempo, experimentarás nuevamente ese evento; atravesarás una vez más ese drama, solo que esta vez, serás el observador, y el actor a la vez. Eso te dará una comprensión superior sobre el dolor que viviste: sabrás dónde, y cómo se originó. Ese recuerdo, cuando despiertes y regreses a tu Cuerpo Físico, se guardará en la memoria, y no es necesario hacer ningún otro trabajo más, la Conciencia, al haber iluminado esa zona obscura de tu psicología, hará su reingeniería del alma. Con un poco de tiempo, los problemas y las angustias inexplicables, desaparecerán. Eso modificará radicalmente tu vida, porque nueva energía emocional, y mental, atraerá nuevas circunstancias. Sin angustia, soledad, y pena, la vida podrá llenarse de eventos más felices.
—Auto estima —interrumpió Julius.
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